La felicidad

Supongamos que la felicidad es un nivel 10 y la infelicidad un nivel 0. Supongamos que estamos en un nivel 5. Querés subir. Te lo proponés. Si hacés las cosas bien y hay viento a favor, llegás a un 6, incluso a un 6,5.
Como es difícil mantener la concentración, empezás, sin darte cuenta, a bajar, o a subir. Así que cuando volvés a pensar en el tema estás en un 5,8, o quizá en un 4,5, o en un 8,7. Se supone que se piensa en esas cosas en las bajadas. Si estás en un 9 casi seguro que ni pensás en dónde estás. Estar en la cima es liberarse de las preocupaciones. Pero si lo hicieras, seguro que sería difícil llegar de un saque a un 10, cerca de de los extremos el movimiento es más difícil. Nadie se atreve a decirlo, pero un esfuerzo análogo ocurre en el otro extremo: no es fácil bajar del 1 al 0.

Hay otra teoría según la cual el asunto de la felicidad no es un palo con dos extremos sino un triángulo. Las tres puntas serían el 10, el 5 y el 0. Habría quienes no buscan el 10 ni el cero sino el 5.
Serían los moderados o los equilibristas. Cuando están en un, digamos, 4,3, se sienten faltos y cuando están en un 6,1 se ven sobrepasados. Hay quienes creen que son más dichosos.

Ignorancia intelectual

Si usted quiere ser intelectual debe cultivar su ignorancia en las siguientes disciplinas: el fútbol, las telenovelas, el arte culinario, la astrología, el ping pong, el bricolage, el mundo del espectáculo, la ganadería y las pestañas postizas.

Tenis internacional

La sorpresa del torneo de Roland Garros fue sin lugar a dudas Diego Hartfield, ignoto número 157 del ranking mundial, oriundo de Oberá, que enfrentó nada más y nada menos que al número uno y super campeón, Roger Federer.
Liberado de la presión, que recaía en un 100 % sobre el suizo, Hartfield hizo gala de su tenis no desprovisto de técnica, y pronto se ganó al público arriesgando con jugadas audaces, luciéndose con fantásticos lifts, globos, slices y dejadas, y, como si eso fuera poco, actuando con toda corrección deportiva, sonriendo ante los errores propios, felicitando con sus gestos simpáticos al rival cuando hacía alguna jugada a las que nos tiene acostumbrados.
Todo lo hizo bien Diego Hartfield. El partido lo ganó Roger Federer.

Antisistema

Ayer, en un bar anarquista de Belgrado, un grupo de rebeldes dijo que para luchar contra el sistema (entre otras cosas) no habría que consumir Coca Cola. Bebíamos cerveza y jugo de naranja.
Nada como una propuesta como esta para tentar al diablo y agitar en los corazones cierto espíritu contrarrevolucionario.
Dos horas después, en otro bar (que, según dicen, estaría regenteado por cierta especie de mafia), pedí una botella de esa bebida tan rica inventada en Atlanta.

Volvirse

Los otros días escuché en la tele a Pedro Almodóvar desafinar (y equivocar la letra) de la canción Volver, que compusieron en la década del 30 Gardel y Lepera, a sabiendas, creo yo, de que se convertiría en un clásico.
En la década del 60, Tanguito y Litto Nebbia compusieron La Balsa, canción que, consciente o inconscientemente, era la antítesis de Volver, y se convertiría en el himno, que, a falta de otro mejor, encontró esa cosa llamada rock nacional. Podría haberse titulado Irse, sobre todo a los efectos de que este articulito quedara bien redondito y de ricota.
Los otros días escuché en una radio que se estrenaba una telenovela sobre un inmigrante argentino en España, hijo de inmigrantes españoles en Argentina. Capicúa. El presupuesto, decían los tipos de la radio que estaban leyendo el diario, era de millones de euros, lo cual, sumado a la calidad del elenco y el equipo, garantizaba el rating.
Esta pasión por el irse y el volver... (acá viene la parte interpretatosa del artículo: después de hilvanar hechos que no tienen conexión, el articulista canchero analiza la situación sociocultural de la Argentina, y saca conclusiones rimbombantes sobre la emigración, la inmigración y la argentinidad, análisis y conclusión que le vamos a ahorrar al lector en este momento porque si algo tenemos es consideración).

Lluvias

Hay lluvias pasajeras que anuncian su llegada con bombos y platillos, el viento las empuja, asustan a los niños, rompen los paraguas y se van como vinieron.
Hay lluvias eternas cuya llegada es imperceptible pero después no hay capa, alero, piloto, chubasquero ni pañuelo que nos ayude a mitigar sus efectos personales, a suspenderla en la soga de la ropa, a pasarla al cuarto intermedio, a hacernos creer por un microsegundo que no está lloviendo.

El altruismo y sus intérpretes

Los poetas sólo usan la primera persona y su palabra preferida es "yo". Se comportan como si sólo ellos existieran sobre la tierra. Sin embargo, los buenos lectores de poesía saben que ese excesivo uso del "yo" no es egoísta, ni siquiera narcisita. Los lectores saben que el poeta persigue el alto propósito de diluir, por abundancia de presencia, ese "yo" en el "otro", en el "tú" del lector, en el "nosotros" de la comunicación, en el "todo" de la vida. Su aparente mirarseelombliguismo es en realidad un canto a la comunión con la totalidad.
En la vida cotidiana. cuando alguien se comporta poéticamente la lectura es más complicada. Los lectores de la vida cotidiana no tienen tanta gimnasia interpretativa como los lectores de poesía, y creen ver egoísmo donde lo que hay es panteísmo, anhelo de fusión con el cosmos. Los poetas de la cotidianeidad no son bien vistos porque no son comprendidos.
Yo, por ejemplo, soy una persona que, a simple vista, parece estar muy preocupada por la primera persona del singular en todas las situaciones. Los otros días, por caso, unos amigos y yo estábamos comiendo una pizza a la vera del camino y, de golpe y porrazo, gratuitamente, uno de los comensales (lo llamamos comensal pero, en rigor de verdad, todavía no había probado bocado) se levantó del césped y me increpó: "Pará un poco, angurriento, no te la comas toda vos solo, dejá algo para los demás". Un mal lector. La pizza estaba buenísima.

(

La imagen es elocuente y las palabras huelgan, pero voy a explicar porque somos occidentales y necesitamos explicaciones.
Abrí un paréntesis en todos los aspectos de mi escritura y mi habladura -excepto los imprescindiblemente funcionales-, y estaré en esa situación hasta nuevo aviso.
(Ojo, a los gestos y a las situaciones funcionales también pueden caberles las generales de la ley; por ejemplo, si yo fuera panadero y me pidiera un kilo de pan no debería estar tan seguro de que lo que estoy pidiendo es un kilo de pan y no un cañoncito de dulce de leche o una baguette).
Todo lo que diga o haga en este período está a prueba, en un paréntesis que quién sabe cuándo se cerrará.
Si quieren saber las causa les diré solamente que tiene que ver con un artefacto que acabo de comprar en un chino, por una módica suma, un aparato diseñado para escritores casquivanos, lanzado al mercado sin las pruebas de rigor y sin garantía, como corresponde a esa economía en expansión.

Neoenciclopedismo (y mi biografía)

Las viejas mamotréticas enciclopedias ya no son, y en buena hora, material de consulta ni adornos de las paredes patricias, sino piezas de museo. No sólo porque día a día hay nueva información que puede agregarse, sino porque el pasado se modifica minuto a minuto, y, si me apuran, también el futuro cambia todo el tiempo (hay una disciplina que no se es muy visible todavía pero que está en constante crecimiento: el revisionismo de anticipación).
Treparse a una escalera para bajar un tomo de diez kilos con el propósito de obtener información sobre los mandarines es una tarea que linda lo absurdo. Los nietos de Bill Gates no podrán entender ni las enciclopedias ni el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, ni creerán que el autor del mismo fue, en el plano astral, más importante que su abuelito en tiempos del fin de la modernidad.
No obstante, el enciclopedismo persiste en un nuevo formato, cuyo desarrollo sí le debe mucho al abuelo del nieto, el digital. Quizá la más desarrollada de las enciclopedias que pululan por Internet sea Wikipedia, conjunto de textos que los usuarios de Internet pueden no sólo consultar sino escribir, aportando sus saberes.
Hojeando la misma veo con un poco de asombro que algunos amigos aparecen mencionados como los nuevos valores de la literatura argentina. Mucha gente escribe a Dios gracias en mí país pero si nos llevamos por lo que dice Wikipedia los que valen son cuatro o cinco, todos ellos amigos entre sí. Qué cosa, hace un par de veranos esos chicos criticaban las capillas literarias. Tengo para mí que el texto que los incluye no fue escrito por un sesudo estudioso de la literatura, sino por ellos mismos.

Yo también voy a incluir mi biografía en Wikipedia. Estoy trabajando en ello. Como anticipo exclusivo, a continuación les ofrezco el borrador del artículo.

Argentina. Deportes. Fútbol.
El fútbol es sin lugar a dudas el deporte más popular de la Argentina. A diferencia de otros países (Serbia y Montenegro, por poner un caso), los argentinos pueden enorgullecerse de tener muchas copas mundiales, libertadores e intercontinentales en las vitrinas de su equipo nacional y en las de varios de sus clubes.
Argentina ha parido verdaderas estrellas del fútbol mundial como Adolfo Pedernera, Ángel Labruna, Amadeo Carrizo, Alfredo Di Stéfano, Diego Maradona, Claudio Caniggia y Sergio Satuno.

Pero sin lugar a dudas, el más grande de todos fue Fabián Vique. Comenzó su carrera en el Deportivo Morón, desempeñándose como arquero. Allí batió dos récords mundiales: mantuvo la valla invicta durante 5.897 minutos y atajó, en un solo partido, 24 penales. Hay quienes cuestionan este segundo récord aduciendo que la situación es irrepetible, y puede que tengan razón, pues en aquellos años (1977) había sospechas de corrupción en el referato rioplatense, y se rumorea que el árbitro de aquel partido habría recibido alguna clase de gratificación por otorgar tantas penas máximas a favor de Nueva Chicago, que finalmente ganó el partido 1-0 con un gol de penal (el número 25) convertido en el minuto 146.
Sea como fuere, las dotes atajadoras de Vique llamaron la atención de Alberto J. Armando, mítico presidente de Boca Juniors, que lo contrató para la temporada siguiente. En Boca atajaba Hugo Orlando Gatti, el Loco. A pesar de que Armando y el técnico, el Toto Lorenzo, quisieron desplazar a Gatti y colocar en el arco a Vique, el primero permaneció diez años más porque Vique dijo que el Loco era su ídolo y él no quería reemplazarlo.
Para que el dinero que por él habían gastado no fuera en vano, Vique propuso jugar como centrodelantero. El Toto era bilardista pero no era tonto, probó a Vique en algunos entrenamientos y se llevó tan buena impresión que lo hizo debutar nada menos que en un clásico en la bombonera.
En el arco de enfrente estaba el Pato Fillol, quien se tuvo que comer seis goles convertidos por la nueva estrella de Boca, Fabián Vique. Vique fue el goleador de ese campeonato (Metropolitano 1978) y de los siguientes ocho torneos. También fue goleador de las siguientes tres ediciones de la Copa Libertadores. En total, Vique convirtió 326 goles vistiendo la camiseta de Boca Juniors, todos de cabeza.

A pesar de semejante contundencia, Vique nunca integró la selección nacional, por cuestiones políticas. Siempre fue opositor. Durante la dictadura militar era socialista, se pasó al peronismo cuando asumió el gobierno radical, y viró al radicalismo cuando el peronista Antonio Cafiero derrotó al candidato oficialista Juan Manuel Casella en 1987. Y mientras Carlos Menem detentaba el poder fue kirchnerista, en la época en la que Néstor Kirhner organizaba carreras de pingüinos en Río Gallegos. El el 98 se volvió apolítico. El 18 de octubre de ese año se retiró del fútbol. "Me cortaron el pelo", fueron sus escuetas palabras, acaso porque los periodistas lo sorprendieron a la salida de una peluquería.
En La Boca, no obstante, es leyenda. Una estatua suya se eleva a la vera del Antiguo Puente Transbordador.

Poesía vertical


Miro un árbol.
Tú miras lejos cualquier cosa.
Pero yo sé que si no mirara este árbol
tú lo mirarías por mí
y tú sabes que si no miraras lo que miras
yo lo miraría por ti.

Ya no nos basta
mirar cada uno con el otro.
Hemos logrado
que si uno de los dos falta,
el otro mire
lo que uno tendría que mirar.

Sólo necesitamos ahora
fundar una mirada que mire por los dos
lo que ambos deberíamos mirar
cuando no estemos ya en ninguna parte.

Roberto Juarroz, 1975

Club de fans

Todas las chicas están enamoradas del cantante pero una de ellas debe hacer el sacrificio de fingir indiferencia para que el cantante siga componiendo las canciones que enamoran a todas las chicas.

Feria del Libro de Buenos Aires

Según datos recabados en la Feria del Libro que acaba de terminar en Buenos Aires, existen 17 tipos que hablan por la radio y 14 personas que aparecen con regularidad en la televisión que todavía no han publicado ningún libro.
Los editores argentinos, en su afanosa tarea de descubrir talentos, estudian estrategias para convencer a los 31 rebeldes de que en un rinconcito de su corazón existe un escritor que tiene cosas muy lindas para contar.

Bitácora Cabulera Descartable

En los barcos viajan bestias bicéfalas, banqueros, boxeadores, burros, biromistas, bonistas, brontosuarios, bucaneros y bibliotecarios.
Por eso cruzo el charco en canoa, con Carolina, que es cariñosa, canta canciones, cuenta cuentos y convida caramelos celestes.
Desconfío de los dentistas y de los juegos de palabras. De los textos que consisten en juegos de palabras dudo, sobre todo, de los que arrancan con palabras que empiezan con a, después barruntan boberías que empiezan con b, continúan con cualquier cosa que comienza con c, derraman dislates en d, y así hasta agotar la paciencia del lector.
Además de disímiles, estos textos son discontinuos, duros, desconfiables, definitivamente decadentes.

Lenguaje empresarial

Bolivia nacionalizó los hidrocarburos y ya los empresarios del sector, como era de esperar, empiezan a pegar gritos en todas partes.
En esta nota, vemos cómo Ildo Suárez recita: "Petrobrás no tiene interés en salir de Bolivia. Quiere asegurar sus intereses comerciales y cumplir su compromiso sagrado de garantizar el abastecimiento de gas a Brasil".
Qué cosa con los empresarios de este mundo. Invocan la democracia y las leyes cuando los favorecen, pero cuando las leyes y la democracia les dan un poquito la espalda, pelan el crucifijo y se vuelven religiosos.

¿Esto es arte o lo tiro? Pandemia cultural

¿Esto es arte o lo tiro? Pandemia cultural Programa de radio emitido por FM Fribuay entre los meses de septiembre y diciembre de 2020. Parti...