El poeta marciano y parnasiano



En el año 2007 bajó en la zona Oeste del Gran Buenos Aires un marciano, que se pintaba las uñas con licor de ajenjo y escribía poesía de clara influencia parnasiana.
Una revista de Haedo, la ciudad en la que afincó, se los publicaba. El parnasianismo no era un movimiento ignorado por los cultos lectores haedenses, quienes se formaron leyéndolo directa pero sobre todo indirectamente en los poetas que habían leído a los poetas que se hicieron tales leyendo a Gautier, Baudelaire y compañía.
El marciano parnasiano se volvió a su planeta sin revelarnos la relación entre el licor de ajenjo, Marte y los parnasianos.
También nos preguntamos, después de ver su partida en plato volador desde la plaza Walt Disney (2da Rivadavia y Güemes), por qué se pintaba las uñas y no lo bebía, como hubiese hecho un humano.
Quizá su cuerpo no necesitaba líquidos, quizá era abstemio. Estas son meras especulaciones, la verdad no la conoce nadie, salvo él mismo.
Pero el marciano se volvió a Marte, y no hablaba castellano. Es así, no se sorprendan. Escribía poemas, pero no hablaba. Esto lo sabe cualquiera que sea marciano parnasiano, que se pinte las uñas con licor de ajenjo y haya pasado una temporada en Haedo, Provincia de Buenos Aires, República Argentina, en el año 2007.

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