Diez pelis en 40 renglones


Festival de cine de Mar del Plata 2010

10 pelis con pingüinómetro, de menor a mayor

Kaboom,de Gregg Araki. Supuestamente transgresora y alucinada no es otra cosa que una película más de jovencitos universitarios lindos y brujerías de baja estofa. 1 pingüino, y somos generosos.

La torre de marfil (Ivory Tower), de Adam Traynor. Bajo presupuesto y bajas ideas. Conflicto entre hermanos que quiere parecer inteligente y es una pavada total. 2 pingüinos.

El fantasma de Belgrado (Berogradski fantom), de Jovan B. Todorovic. Documental extendido. La anécdota daba para un corto de 10 minutos: en 1979 un tipo roba el único Porsche de Belgrado y se dedica a ridiculizar a la policía haciéndose perseguir frente al “público” de Slavija. Sólo para yugonostálgicos como yo, 4 pingüinos.

Caño dorado, de Eduardo Pinto. Si El secreto de sus ojos ganó un Oscar, bien podrían dárselo a esta peli argentina, que no es peor. Está bien filmada, es entretenida, todos los detalles técnicos son impecables, el tema es interesante: la villa, la marginalidad, está bien tratado. Pero le falta vuelo, salirse del molde, peca de convencionalismo. 7 pingüinos

Erratum, de Marak Kechki. Un tipo va al pueblito en el que se crió a buscarle un auto a su jefe y, como no podría ser de otra manera, pasa algo que lo retiene y se desencadenan hechos a través de los cuales se reconstruye su historia y se proyecta una reparación. Ternura en medio de la dureza. 8 pingüinos y no sé si me quedo corto.

Goma (Rubber), de Quentin Dupieux. Parece que Tarantino no es el único Quentin del cine. Historia de un asesino serial que no es un ser humano sino una goma de auto. El planteo parece insostenible pero se mantiene firme hasta el final a fuerza de inteligencia y humor. La escena final es maravillosa. 8 pingüinos y medio.

Blanco, blanco mundo (Beli, beli svet), de Oleg Novkovic. Tragedia euripidiana, con canciones cantadas por los actores y realismo crudísimo en el entorno de un boxeador muerto en el pueblo más contaminado del mundo, Bor, Serbia. Imperdibilísima: 9 pingüinos.

La peluquera (Die Friseuse), de Doris Dörrie. Los problemas de una gorda: no consigue laburo, se separó, en fin. Daba para una berretada pero es una belleza de película. La actriz se lleva el 80 por ciento, una genia, y la directora el otro veinte porque la historia está tremendamente bien contada. 9 pingüinos.

Por favor, no molestar (Lotfan mozahem nashavid), de Mohsen Abdolvahab. En Irán debe estar prohibido hacer películas malas. No hay película iraní que no me guste. Ésta no es la excepción. Tres cuentos: una estrella de la tele que faja a su mujer, un juez al que le roban la billetera y negocia con el ladrón y una familia de viejitos que quiere reparar la tele pero desconfía del service, que viene con un bebé. Hermosísimas historias. 9 pingüinos y medio.

La rosa de Kawasaki (Kawasakiho ruze), de Jan Hrebejk. Joya total. La historia empieza en un adulterio y termina en la amistad entre un exiliado y un artista japonés pasando por el desenmascaramiento de las traiciones de un héroe disidente que no era lo que parecía. Sorprende todo el tiempo, los diálogos son impresionantes, las actuaciones, los planos, en fin. 10 pingüinos.

2 comentarios:

carluchi dijo...

una pregunta,como haces para poner videos que te aparezcan directamente de youtube?
porqe a mi blog no me deja !

Fabián Vique dijo...

Debajo del video de youtube aparece la opción insertar. Al clickear ahí se abre una cajita con unos códigos. Copiás eso y lo pegás en la caja de texto. Y ya está.

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