
Me explico. Lo que todo el mundo tenía claro era que la "a" era una terminación predominantemente (o predominantementa) femenina mientras que el final "o" era masculino como un gaucho, un torero o un tesorero. La "e", en cambio, estaba en una zona neutral, ambigüa o intermedia, se acomodaba indistintamente a los dos artículos: el estudiante, la estudiante, el dibujante, la dibujante.
Eran contados los casos de "e" masculina: el pibe, la piba; la monja, el monje; el infante, la infanta, ocupaciones estas últimas, dicho sea de paso, cada vez más excepcionales.
Había también muchos casos de desinencias en "a" indistintas. Por ejemplo el artista y la artista, el poeta y la poeta (un intento, que fracasó, del machismo lingüístico de conquista de nada menos que la "a" fue la invención de la palabra "poetisa").
Astuto, el machismo, nunca reivindicó para sí la "o": nunca habló del tenisto ni del pianisto para referirse a Guillermo Vilas o Bruno Gelber. Ni hablar de la profesión de sindicalista, tan femenina palabra para designar a individuos de indudable masculinidad como Lorenzo Miguel o Hugo Moyano.

Otras profesiones podrían también mutar: el astronauto, el taxisto, el electricisto, el policío. ¿Por qué limitarnos a presidentas y sindicalistos?
Una decisión audaz sería declarar la eliminación de la "e" final. Así tendríamos la presidenta y el presidento. El guardaparco y la guardaparca.
Pero no sucede esto, el machismo lingüístico se queda callado y así avanza, de manera tal que la "e" cada vez le pertenece más. Como los mejores conquistadores de la historia, el machismo logra su objetivo sin jamás mencionarlo.
Sus efectos futuros están a la vista. Alcanzarán a los adjetivos y a las adjetivas. Y más tarde a los adverbios y a las adverbias, a las preposicionas y les preposiciones.
Todavía se puede decir esto: Mi amiga Alicia es una docente inteligente, prudente, y, sobre todo, muy coherente en sus ideales.
Pero pronto, cuando la "e" ya sea totalmente masculine, se va a tener que decir: Mi amiga Alicia es una docenta inteligenta, prudenta, y sobre toda, muy coherenta en sus idealas.