Oda al wolframio

Enigmático wolframio:
tardío setenta y cuatro,
tu oxidación es más cuatro
y no abundas, como el ramio.

Académico wolframio
también te llaman tungsteno,
lo dijo arriba de un reno
un sabio de origen samio.

Anecdótico wolframio:
yo soldaba una repisa,
salpicaste mi camisa
y me caí del andamio.

Metalúrgico wolframio
que estás en los electrodos:
cómo gritaron mis codos
al caer sobre el aramio.

Ortopédico wolframio:
hoy y aquí, destartalado,
maltrecho y descangayado 
te canto este epitalamio.
 

Los registradores de ciclos literarios

Por las noches de Buenos Aires, los registradores de ciclos literarios salen con sus cámaras digitales a cazar los gestos analógicos de los parroquianos, sus comisuras y despeinados, sus tersuras y limpiaparabrisas, sus enjambres de versos sueltos.
Cazan al vuelo, furtivos y fuera de temporada. A veces apuntan y no tiran, a veces tiran sin apuntar y ahí es cuando les salen las fotos lindas.
¿Buscan la luz de la imagen entre las vanas palabras? ¿Persiguen la revelación del signo en la banalidad del gesto?
¿O inician el camino que los llevará a ver su ojo en el visor de la cámara? Tarea difícil: en los garitos donde se leen poemas se impone el oscuro y los espejos esconden.

Arbitrariedad

 Con algunas personas, la naturaleza fue generosa. Con otras fue cubista.

 Ana María Shua
(Cazadores de letras, minificción reunida, 2010)
Juan gris: retrato de artista madre (1912)

Adela

Conocí a Adela en una fiesta de Navidad. Apareció en casa después de las doce, con una sidra en la mano, entre parientes, amigos y gente des...