Supongamos que la felicidad es un nivel 10 y la infelicidad un nivel 0. Supongamos que estamos en un nivel 5. Querés subir. Te lo proponés. Si hacés las cosas bien y hay viento a favor, llegás a un 6, incluso a un 6,5.
Como es difícil mantener la concentración, empezás, sin darte cuenta, a bajar, o a subir. Así que cuando volvés a pensar en el tema estás en un 5,8, o quizá en un 4,5, o en un 8,7. Se supone que se piensa en esas cosas en las bajadas. Si estás en un 9 casi seguro que ni pensás en dónde estás. Estar en la cima es liberarse de las preocupaciones. Pero si lo hicieras, seguro que sería difícil llegar de un saque a un 10, cerca de de los extremos el movimiento es más difícil. Nadie se atreve a decirlo, pero un esfuerzo análogo ocurre en el otro extremo: no es fácil bajar del 1 al 0.
Hay otra teoría según la cual el asunto de la felicidad no es un palo con dos extremos sino un triángulo. Las tres puntas serían el 10, el 5 y el 0. Habría quienes no buscan el 10 ni el cero sino el 5.
Serían los moderados o los equilibristas. Cuando están en un, digamos, 4,3, se sienten faltos y cuando están en un 6,1 se ven sobrepasados. Hay quienes creen que son más dichosos.
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Adela
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