Cualquiera que se ponga a navegar por la blogósfera notará que lo que abunda es la pelotudez. Entre por donde entre, el navegante se topa con textos pelotudos, comentarios pelotudos, fotos pelotudas y pelotudeces de las más variadas especies, colores y sabores. La inconexión y la incongruencia son elementos fundamentales a la hora de potenciar el culto, y pueden llevar al paroxismo y al éxtasis de la pelotudez.
Los orígenes del culto a la pelotudez son inciertos (algunos hablan de 1817, otros de la prehistoria) pero está comprobado que la blogósfera le proporcionó tierra fértil para crecer y multiplicarse.
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Adela
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