Insensibilidad vecinal
Un vecino descubrió un objeto capaz de producir no sólo placer, sino algo más, la revelación de un secreto para el alma. ¿El objeto? Un puñado de canciones de Ricardo Arjona, grabadas en vivo.
Lejos de todo egoísmo, quiso compartir la sensación y las vibraciones con los vecinos del barrio, un viernes por la mañana.
El vecindario, empero, es ingrato por naturaleza. Años de vida en sociedad han convertido a sus habitantes en seres escépticos, desesperanzados, ciegos a todo altruísmo, a cualquier muestra de solidaridad.
Los más insensibles, incluso, consideraron el gesto como "ruidos molestos", y llamaron por teléfono a las autoridades.
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