Promesa de electricista


Conectaré el ventilador y lo probaré. Orientaré las aspas: elegiré el ángulo perfecto, la velocidad propicia, el giro de tu sensibilidad.
Te preguntaré: ¿está bien? Contestarás: está bien.
Juntaré las herramientas y me iré, con un saludo fresco.
Casi imperceptibles, los susurros que dejé se esparcirán por tu yogurt de mañana, por tus paseos de ocaso, por tus ojeras noctámbulas.
Constante y parejo te llegará mi amor de brisa, mi irrefrenable pasión aérea.
Serás mía cuando acabe el verano.

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