Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un bicho monstruoso. Estaba tumbado sobre su espalda dura armadura y vio, al levantar un poco la cabeza, el vientre marrón curva dividido por aparatos de arco, en esta altura de la manta, casi a punto de deslizarse por completo, no podía quedarse. Sus muchos, en comparación con su circunferencia, lastimosamente las piernas delgadas, parpadeaban sin poder hacer nada ante sus ojos...
Franz Kafka y Google Translator
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