A los escritores les gusta jugarla de humildes, de antihéroes, de víctimas; pero en la vida real la cosa es bien diferente.
El otro día, sin ir más lejos, me crucé en la calle con M…, uno que una vez publicó un libro. Como yo, casualmente, llevaba su engendro en el bolsillo, le pedí que lo autografiara.
M… me miró de muy mala manera, y me dijo que él era un escritor, no una estrellita de cine.
Como yo, casualmente, llevaba una pistola en el otro bolsillo, le pegué seis tiros.
Alegué defensa propia, pero no me escucharon.
De La vida misma y otras microficciones, Macedonia Ediciones, 2010.
2 comentarios:
Realmente creo que es así, nunca me pasó con algún escritor pero se nota en algunos círculos de literarios ó de poetas, que no te dan entrada y te ignoran.
Seguramente la reacción podría ser la misma en muchos jajaja!!
Un gusto leerte, te sigo!!
Saludos!!
Gracias Patricia!
Publicar un comentario