Conseguí llegar al edificio donde se esconde la máquina del tiempo. Tras complicadas gestiones y sobornos pude meterme en el artefacto y pulsar el mágico botón plateado. Después del esperado estruendo y la sensación de ser expulsado de la mismísima mismidad, aparecí en un mundo que no me resultaba extraño. Era mi propio barrio y, a juzgar por los diarios del kiosco de la esquina, apenas una semana antes del momento de mi partida.
La máquina del tiempo
Conseguí llegar al edificio donde se esconde la máquina del tiempo. Tras complicadas gestiones y sobornos pude meterme en el artefacto y pulsar el mágico botón plateado. Después del esperado estruendo y la sensación de ser expulsado de la mismísima mismidad, aparecí en un mundo que no me resultaba extraño. Era mi propio barrio y, a juzgar por los diarios del kiosco de la esquina, apenas una semana antes del momento de mi partida.
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Adela
Conocí a Adela en una fiesta de Navidad. Apareció en casa después de las doce, con una sidra en la mano, entre parientes, amigos y gente des...
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Como no sabía de donde venían los versos que dan título a este blog, me dispuse a buscar una respuesta en la red. He aquí una síntesis de mi...
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