Soy poesía de la vieja escuela,
bar, birome, cuaderno,
mi hogar es blanco mate
de un árbol que ya no es.
Nací al calor de la temperatura
ambiente,
el lenguaje se enjugó en la hoja,
pulsión de tinta verdadera en
celulosa prensada.
La materia me constituye.
Por eso te ruego:
no me tipees,
no flageles el trazo,
no me estandarices.
No cometas el sacrilegio de “pasarme”
a una A4 virtual,
no me apliques el corrector
automático.
No me copies.
No me pegues.
No me metas en un blog.
¡No me subas al Facebook!
Soy un poema de la vieja escuela
escrito en un bar,
en un papel.
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