El grito se propaga entre fantasmal
y aterrador. Lo matan porque no sabe
defenderse. Puede que alguno de sus compañeros lo vea en su última hora. Pero
tal vez ese testigo impasible crea que las patas cortas no ayudan en ninguna
huida. O que la mugre es también una forma de dignidad que perdona cualquier
final.
Si se vieran uno al lado del otro,
quizá, colgando de ganchos en el techo de un restaurante de moda, finamente
enjamonados, pensarían que, con el tiempo, incluso la muerte no es más que otra
forma de estar aburrido.
Alejandro Bentivoglio
Paul está muerto
Macedonia Ediciones
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