El Pollerudo

Llegué de nochecita al Carmen Alto,
en el Tontal, mineral abandonado
desde hace muchísimos años.

Cuentan los mineros que ahí sale El Pollerudo,
un cura vela en mano,
cara blanca como pintada con cal.

Desensillé la mula, prendí fuego,
comí algo, hice cama con la montura
y cuando iba a dormirme oigo un ruido raro.
¡Caramba!, lo veo al Pollerudo.
No es para menos que se me helara el sebo.

Demás está decir quel resto de la noche
estuve con loj ojos grandes así.
Y si se me hubiera otra vez aparecido
me esmayo.  Ni sonso
voy a alojarme otra vez
en las propias barbas del Pollerudo.

Jorge Leonidas Escudero
Poesía completa
Ediciones en danza

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