teatro



¿Quién dijo que no pasa naranja? En algunos lugares pasan cosas de verdad. "Espía a una mujer que se mata" es una obra diriigida por Daniel Veronese, interpretada por un grupo de animales de teatro sin cuyo aliento no puedo imaginarme el texto que juega con textos de Chejov que juega con el espectador que sin darse cuenta acaba samarreado por una montaña rusa de pulsión teatral y queda turulato sucundum.
Perla blanca para esta puesta recontra bien puesta, por lo menos así lo veo yo.

El agua y el desierto (un viejo chiste)



Que para mí es nuevo porque lo escuché por primera vez hace unos días. Lo viejo es nuevo si es nuevo para el receptor (emisor, receptor, mensaje). El chiste, dicho sea de paso, no tiene autor. Eso convierte a todo aquel que lo vuelva a narrar en un coautor. Quizá en un futuro la literatura vuelva a la oralidad y el chiste sea la única forma que ha sobrevivido a todas las eras geológicas de su historia. La cucaracha que vivió con los dinosaurios y con los últimos habitantes de la noche de los tiempos.
Pero vamos a lo nuestro.
Viene un tipo por el desierto, muerto de sed. ¿Cómo es el tipo? Como usted quiera, arquetipo de muerto de sed en el desierto. A duras penas camina el pobre, arrastrando los últimos hilos de ganas haste que ve, a lo lejos, una figura humana. ¿Otro espejismo?
Con las fuerzas de que dispone se acerca. Ve que no es una fantasmagoría, que es un hombre hecho y derecho, parado detrás de un mostrador sobre el cual se exhibe un sorprendente número de corbatas (todo es sorprendente en esa situación: el vendedor, las corbatas, el puesto ahí, en el medio del desierto; parece una alucinación, pero es la realidad). Con la lengua literalmente afuera, el perdido balbuce: "¡Agua! ¡Agua! ¡Quiero agua!"
El vendedor, elegante, sonriente, dice que, muy a su pesar, agua no tiene. "Pero tengo estas lindas corbatas", aduce, retomando la sonrisa, "mire usted, las tiene de los más variados colores, lisas, rayadas, floreadas... Incluso, si usted es un fanático de los dibujos animados, lo veo en sus ojos, tengo, vamos a ver, la del Ratón Mickey, la del Pato Donald..."
"¡No! ¡No quiero corbatas! ¡Quiero agua! ¡AGUA!"
"Lo siento en el alma, pero debo reiterarle que agua no tengo. Si lo desea, a dos kilómetros hacia el Norte hay un restaurante, a lo mejor allí pueden ayudarlo."
El sol del mediodía hace arder la arena del desierto. El beduino avanza ya no de pie, de rodillas primero, arrastrándose después. Finalmente llega al restaurante, en cuya entrada está apostado otro sonriente y elegante caballero. Un poco más alto y más moreno que el otro.
"Agua, agua, agua..." Ya no hay lugar para armar frases, el sediento no puede articular una oración bimembre.
"Mi estimado amigo, lo ayudaría con mucho gusto, pues hay agua en abundancia y muchas otras bebidas en el restaurante. Pero hay un problema insalvable, sin corbata no puede ingresar. Lo siento."

querida wonder woman mi heroína


querida wonder woman mi heroína
no viniste jamás a rescatarme
en tu avión invisible ni a besarme
yo soy el que te amaba en la cocina
tomando mi nesquik frente a la tele
yo soy el que tembló cuando aquel malo
te colgó de los pies y quedé al palo
sin nada que me alivie y me consuele
porque cabeza abajo rebalsaban
tus tetas de ese traje con estrellas
los ángeles de charlie flacas bellas
no me hacían temblar ni me asombraban
pero vos con corona y brazaletes
me volabas el coco y los zoquetes

Ramón Paz

metamorfosis

en un mar
paladar
un pez
portugués
bailotea

se marea
discurre
y escurre

desemboca
en la roca
de un río
sombrío

helado
y anclado
arrulla

y aúlla

Congreso de Literatura

En el Congreso de Literatura un grupo de cancheros nos preguntamos qué es poesía y nos contestamos todavía más cancheros poesía eres tú.
En el hostal hay un pibe. Me pregunta qué hago acá y yo le cuento. Ahora me cuenta él. Es un contrapunto, una payada. Es maestro especial en una escuela de Santiago del Estero. Trabaja con chicos autistas, dice que hace lo que puede. No hay escuelas para autistas. La educación especial ni siquiera entra en el sistema educativo. ¿No? No, está afuera. Lo máximo que pueden conseguir los padres de un chico autista de Santiago del Estero es un subsidio de 150 pesos para lo cual tienen que ir hasta Buenos Aires y si tienen todos los papeles y si tienen suerte...
Si un marciano baja a la tierra y nos convierte a los congresales en chatarra espacial y con la venta de la chatarra espacial funda una escuela para un chico autista de Santiago del Estero, ¿será poesía, narración, prosa poética, tú, aquél, el otro yo?.

Caperucita Roja y el Hombre-lobo

Es una noche de luna llena y el Hombre-lobo adopta la apariencia apropiada.
Caperucita Roja, de quien nunca se dijo que también era una chica loba, pero lo era, y de las buenas, adopta el lobuno aspecto y enfila hacia el bosque correteando sin canastita.
Como no podía ser de otra manera, loba y lobo se encuentran entre los matorrales. Exhaustos y felices rematan la faena con generosas porciones de perdices.
Desde el punto de vista de las perdices, dicho sea de paso y entre paréntesis, la historia no es tan rosa, pertenece más bien al género de la tragedia.
Por la mañana, humanos otra vez, el Hombre-lobo y Caperucita Roja se preguntan los nombres, intercambian números de teléfono y se van, cada chancho para su rancho, presas de los recelos, las sospechas, las dudas y la desconfianza que despiertan los lobos cuando se vuelven humanos.

¿Esto es arte o lo tiro? Pandemia cultural

¿Esto es arte o lo tiro? Pandemia cultural Programa de radio emitido por FM Fribuay entre los meses de septiembre y diciembre de 2020. Parti...